María Enríquez de Luna

Convento de Santa Clara (Gandía)
Convento de Santa Clara (Gandía)

Viuda de Juan Borgia y abuela de San Francisco de Borja. Mujer admirable, que asume la regencia del ducado de Gandía con valentía y eficacia.

María Enríquez, hija de Enrique Enríquez de Quiñones, almirante de Castilla, y de María de Luna, nieta por vía ilegítima del famoso condestable don Álvaro, fue la persona designada por Fernando el Católico, primo de la escogida, y el entonces cardenal Rodrigo Borja para zanjar sus disputas.

María Enríquez, nacida en Medina de Rioseco (Valladolid), hacia 1474, se casaría con Pedro Luis, el primogénito del cardenal, que pasaría a ser el I duque de Gandía, tras la compra del título por parte de los Borgia en 1485.

Pero Pedro Luis fallece de forma inesperada en Roma (1488), sin haber contraido el matrimonio concertado y sin sucesión para el ducado. Su hermano Juan se haría cargo de la herencia y de los compromisos nupciales.

Las capitulaciones se firman en 1488 y la boda se celebra en Barcelona el mes de agosto de 1493. Al año siguiente nacería Juan, heredero de ducado y futuro padre de san Francisco de Borja.

El matrimonio no tuvo un recorrido feliz. La vida disoluta de Juan, amonestado con frecuencia por los suyos contribuyó al distanciamiento entre María y su esposo. Juan, además es reclamado muy pronto por su padre, elegido pontífice, para ayudarle en sus tareas de gobierno.

La enigmática muerte del duque de Gandía en Roma, en junio de 1487, deja a María Enríquez viuda y regente del duque y de sus propiedades.

Alejandro VI intenta poner al frente del ducado a su hijo César pero María Enríquez encuentra amparo en el rey Fernando, deseoso de mantener este territorio en su órbita de influencia, para romper los lazos con su familia italiana, que tira la toalla y desiste de sus pretensiones.

María Enríquez vende sus posesiones italianas y adquiere  otras propiedades cercanas al ducado: Miramar, Almoines, las baronías de Rugat y Albalat de la Ribera.

La viuda del duque no sólo incrementa sus dominios sino que lo haces rentables y fructíferos. Un gran patrimonio que pronto gestionará su hijo Juan. Consigue el título de colegiata para la iglesia parroquial, que concede Alejandro VI, agranda su construcción atrayendo a grandes artistas de la época como Pere Compte, Damián Forment y el pintor italiano Paolo de Sanleocadio, y traslada desde Roma los cuerpos de los dos primeros duques de Gandía, Pedro Luis y Juan.

Tras el matrimonio de su hijo en 1511 la duquesa se retira al convento de Santa Clara en Gandía, donde ya había entrado un año antes su hija Isabel. Fue elegida abadesa en 1514, renunció al cargo en 1519 para refugiarse en Baza y alejarse de la revuelta de las Germanías, y volvió a asumirlo en 1530 hasta su muerte, que unos autores fechan en 1537 y otros en 1539.

Con Lucrecia Borgia, que no conoció en persona, tuvo un cordial y continuado trato epistolar, acompañado de intercambio de regalos. María le mandaba dulces de Gandía, zapatos lujosos y tejidos de seda, y ella correspondía desde Ferrara con rosarios y objetos devocionales.

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