San Ignacio de Loyola
Ignacio de Loyola había nacido en 1491, en el castillo de Loyola, en Azpeitia. Hijo de una de las familias más antiguas y nobles de la región, inicia una breve carrera militar, que termina abruptamente el 20 de mayo de 1521, cuando una bala de cañón le rompe la pierna durante la lucha en defensa del castillo de Pamplona.
La dolorosa recuperación de la herida le obliga a convalecer durante un tiempo y empieza a leer libros de espiritualidad. Bajo la influencia de estas lecturas, se replantea su existencia y hace autocrítica de su vida como soldado, hasta provocar la definitiva conversión del soldado en religioso.
En el Monasterio de Monserrat, el 25 de marzo de 1522, cuelga su vestidura militar frente a la imagen de la Virgen y abandona el recinto con harapos y descalzo. Se encierra en una cueva durante diez meses en ejercicio espiritual y, después, parte en peregrinación hacia Tierra Santa. Regresa a España y estudia en Barcelona y Alcalá de Henares, donde es acusado por la Inquisición.
En 1528 llega a la universidad de París, donde permanece durante siete años. Allí conoce a los primeros compañeros con los que funda la Compañía de Jesús el 15 de agosto de 1534: Francisco Javier, Pedro Fabro, Alfonso Salmerón, Diego Laínez, Nicolás Bobedilla y el portugués Simón Rodrigues.
En 1538 se traslada a Roma, en 1540, el papa Pablo III aprueba la nueva orden religiosa y en 1541 Ignacio de Loyola es nombrado General de la Compañía.
Ignacio mantiene correspondencia con Francisco de Borja desde la época de virrey, pero el primer encuentro personal se produce en 1550, cuando Borja, ya jesuita, se traslada a Roma, donde permanece durante tres meses en compañía de Ignacio.
El fundador de los jesuitas entiende desde el primer momento el gran valor que supone la incorporación a la orden de un grande de España, con tanta influencia en la corte, y decide, cuando Borja regresa a España, que mantenga la línea directa con el fundador, nombrándolo comisario para España y Portugal y encargándole misiones diplomáticas delicadas.
Ignacio de Loyola muere el 31 de julio de 1556 en su celda de la sede de los jesuitas en Roma. La noticia llega con mes y medio de retraso a Francisco de Borja, que queda profundamente afectado.
Ignacio de Loyola será canonizado el 12 de marzo de 1622.