Basílica de San Pietro

En las Grutas Vaticanas se conserva el primitivo monumento funerario de Calixto III.
La basílica de San Pedro fue una iniciativa del emperador Constantino que, en el siglo IV, decide la construcción de este templo donde había sido enterrado el apóstol. Usado para la celebración del culto, como cementerio cubierto y como sala de banquetes funerarios, durante la Alta Edad Media fue el principal sitio de peregrinación en Occidente.
El papa Nicolas V inició en 1452 una reforma del templo, manteniendo la superficie original, que quedó inconclusa tras su fallecimiento. Los sucesivos papas se limitaron a consolidar la estructura.
Sería Julio II, en 1506, quien iniciaría la construcción de un nuevo edificio. Tras varios diseños, es Michelangelo Buonarroti en 1546 quien dará la forma definitiva. Su proyecto fue terminado veinticuatro años después de su muerte por Domingo Fontana y Jacobo de la Porta. Al morir este último, en 1602, sólo quedaba por erigir la fachada y diseñar la plaza.
Los personajes de la saga Borja no conocieron el complejo tal como ha llegado hasta nuestros días, salvo San Francisco de Borja, que pudo contemplar las obras del nuevo alzado.
La huella de los Borgia en este lugar de referencia para la cristiandad queda limitada al primitivo monumento funerario de Calixto III expuesto en las Grutas Vaticanas y una teoría artística que identifica los rostros de la Piedad de Miguel Ángel con los de Vannozza Cattanei y Juan Borja, su hijo asesinado en Roma el 14 de junio de 1497, ya que fue Alejandro VI el impulsor de esta famosa escultura. El trabajo fue encargado al joven artista, el 1498, por el cardenal Jean Bilhères, legado de Carlos VIII de Francia.
La escalinata de San Pedro fue el escenario en el que Alfonso de Aragón, duque de Biseglia y marido de Lucrecia, fue apuñalado por un grupo de hombres enmascarados el 15 de julio de 1500, cuando iba a reunirse con su esposa en el Vaticano. Al poco tiempo sería asesinado por orden de César Borgia.


