Appartamento Borgia

Alejandro VI reestructuró estos espacios para uso propio en el corazón de las estancias vaticanas.

El valenciano Rodrigo de Borja, que fue elegido Papa a la muerte de Inocencio VIII con el nombre de Alejandro VI, vincula su nombre a esta parte de las estancias vaticanas usadas durante su pontificado (1492 – 1503).

El espacio se corresponde con seis ambientes que el propio pontífice hizo reestructurar y decorar: las Sala de las Sibilas y la Sala del Credo, en la Torre Borgia, la Sala de las Artes Liberales, la de los Santos y la de los Misterios, nombradas como “estancias secretas” en el diario de Johannes Burckhard, maestro de ceremonias de Alejandro; y por último, la Sala de los Pontífices, en el ala más antigua.

La residencia papal ocupaba todo el primer nivel del Palacio Apostólico, y comprendía también dos pequeñas estancias accesibles desde la Sala de las Artes Liberales, probablemente destinadas a dormitorio y baño.

Tras el fallecimiento de Alejandro VI, Julio II, enemigo del papa Borgia, abandonó las estancias y decidió trasladarse a la planta superior, a las conocidas como Estancias de Rafael. A finales del siglo XIX, León XIII abrió estos espacios al público.

La decoración pictórica de las estancias reservadas al uso privado fue obra del pintor Bernardino de Betto, más conocido con el apelativo de Pinturicchio. La familia del Papa, él mismo y visitantes ocasionales sirvieron de modelos para las figuras representadas. Las bóvedas fueron decoradas con estucos y oro. La rehabilitación se llevó a cabo entre el otoño de 1492 y los inicios de 1494 y fue obra culminante de Pinturicchio, que gozaba de la confianza absoluta del Papa.

En tiempo de Alejandro VI servían de habitaciones a su hijo César, y en ellas debió de dar éste algunos de sus publicitados y escandalosos banquetes.

La Sala de las Sibilas, ubicada en la torre Borgia, que el Papa hizo construir para reforzar el aparato defensivo del Vaticano, está decorada con sibilas que acompañan a profetas y apóstoles.

La pequeña Sala del Credo, también dentro de la torre Borgia, se usaba para recepciones. Está decorada con parejas formadas por los apóstoles y los profetas.

La Sala de las Artes Liberales se ideó como despacho del pontífice y está repleta de escudos y simbología familiar. Primera de las estancias secretas. Su decoración alude a las artes o disciplinas que constituían la base de la enseñanza escolar medieval. Los escudos de los Borja están presentes en distintos lugares de la sala. Era el espacio de estudio y sede de la biblioteca privada. 

La Sala de los Santos tiene representaciones mitológicas y en los lunetos episodios de la vida de siete santos. El fresco de la Disputa de Santa Catalina de Alejandría es una de las obras maestras de Pinturichio, donde aparece Lucrecia Borgia en el rostro de santa Catalina. Encima de la puerta que lleva a la de los Misterios, en una representada de la Virgen con el Niño, el historiador Giorgio Vasari (siglo XVI)  apuntó la posibilidad de que sus rasgos coincidiesen con los de la bella Giulia Farnese, amante del Papa.

En la Sala de los Misterios se conserva uno de los mejores retratos de Alejandro VI. La escena de la Resurrección dibuja al pontífice con su capa ceremonial, donde los soldados de la tumba podrían ser tres de sus hijos.

La Sala de los Pontífices es la más grande. Destinada a las ceremonias oficiales, fue aquí donde el Papa estuvo a punto de perder la vida tras el derrumbe del techo en 1500.

En una sala adyacente a la de las Artes Liberales falleció Alejandro VI el 18 de agosto de 1503.

Los Apartamentos Borgia son una auténtica joya de la época, que transporta al corazón de los Borgia y a la vida del Renacimiento.

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