Insigne Colegiata de Gandia

La Parroquia de la familia Borja.
Acceso: Plaza de los Apóstoles, 3
Dirección postal:
Calle Abadia 7 467 46701 - Gandia
☎ 662.495.880
La construcción de la Colegiata de Gandía fue promovida por el duque real Alfonso el Viejo a finales del siglo XIII. El templo, dedicado a la Asunción de Nuestra Señora, fue levantado siguiendo el estilo de la arquitectura gótica mediterránea, de una sola nave de cinco tramos y capillas entre los contrafuertes.
De esta primera fase es la puerta de Santa María, decorada con la imagen de la Asunción y elementos geométricos y vegetales, así como ángeles músicos, cuyos instrumentos sonaban en la liturgia del templo. El edificio tenía una altura considerable, casi 50 metros desde el suelo hasta el techo.
Con la llegada de los Borja al ducado gandiense y siendo duquesa regente María Enríquez de Luna, la Parroquia fue concluida. Para celebrar el año jubilar del 1500 y celebrar el fin de las obras, la iglesia fue elevada a la categoría de colegiata por el Papa Alejandro VI (Rodrigo de Borja) en 1499, a petición de su nuera, María Enríquez.
Las obras destacaron por añadir cuatro tramos más hasta completar los nueve actualmente existentes, siguiendo el estilo gótico, y se abrió una nueva puerta, la de los Apóstoles, de transición al Renacimiento.
María Enríquez no escatimó en gastos y contrató a reputados maestros como Pere Comte (el “arquitecto” de la Lonja de Valencia), el escultor Damián Forment (autor del retablo catedralicio de Santo Domingo de la Calzada y el del Pilar de Zaragoza) y el pintor italiano Paolo de Sanleocadio.
A la colegiata fueron trasladados, desde Roma, los restos de Pedro Luis y de Juan Borgia, primer y segundo duques de Gandía, este último esposo de María Enríquez. Hoy estos restos no se sabe dónde fueron enterrados.
En su interior hay una capilla dedicada a San Francisco de Borja, patrono de la ciudad, obra de Antonio Sanjuán Villalba. Y se conserva el lugar dónde fue bautizado.
La colegiata, incendiada en 1936, fue el presbiterio demolido, y hoy se puede observar el cambio de estilo, en una obra inacabada, pero ayuda a mantener la actividad del culto católico.


